Elecciones México 2012: ¿El regreso de la dictadura perfecta?

Cierre

El candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, en su cierre de campaña en Monterrey, México.
La pregunta está en el aire. El próximo domingo 1 de julio, unos 80 millones de mexicanos saldrán a votar y decidirán si el Partido Revolucionario Institucional (PRI) regresará a la presidencia con el candidato Enrique Peña Nieto. Las últimas encuestas -hechas públicas el miércoles- indican en un promedio una preferencia hacia el priista por una brecha de más de 10 puntos del contendiente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Andrés Manuel López Obrador.
El escritor Mario Vargas Llosa describía en 1990 a México como la dictadura perfecta porque era gobernado por el PRI, un partido inamovible del poder de ese país desde 1929. El 2 julio de 2000, la prensa nacional e internacional declaraban su fin. Vicente Fox había ganado las elecciones de ese año con el Partido Acción Nacional (PAN) y había comenzado un periodo de alternancia política.
“Cuando el PAN, con Vicente Fox, ganó las elecciones, mucha gente dio por desaparecido al PRI, evidentemente no había desaparecido. Su maquinaria y su poder como partido estructurado siguieron vigentes”, explica Carlos Malamud, investigador del Real Instituto Elcano para América Latina.
En los últimos 12 años, el PRI ha trabajado en la rehabilitación de su estructura, principalmente entre grupos de jóvenes para dejar atrás su imagen de un partido “dinosaurio”, y ha recuperado el poder en algunos estados del país, que son de importancia estratégica en estas elecciones.
El partido definió su transformación como: El nuevo PRI. Para Malamud, el verdadero reto del candidato priista -si llega a la presidencia- será administrar la convivencia de viejas con nuevas estructuras. “El nuevo PRI coexiste con el viejo PRI, Peña Nieto está un poco en medio de los dos. Habrá que ver si intentará hacer una síntesis de las dos”, apunta.
La posibilidad del regreso del PRI en estas elecciones ha sido resultado también de las acciones de los otros partidos, asegura el politólogo del Colegio de México, Sergio Aguayo. “Tanto el PAN como el PRD en términos generales reprodujeron los mismos vicios del PRI, se corrompieron, se obsesionaron con ocupar los cargos y se olvidaron de la ciudadanía”, comenta.
Los investigadores coinciden en que la ventaja del PRI está hecha también de los errores del resto de los partidos. El PAN eligió a una candidata débil -Josefina Vázquez Mota- que tendría que explicar las acciones del presidente Felipe Calderón sobre el narcotráfico y la violencia. El PRD seleccionó a Andrés Manuel López Obrador, quien perdió las elecciones en 2006 y nunca reconoció el resultado oficial.

El fantasma del fraude electoral
López Obrador denunció un fraude en 2006, pero las autoridades electorales no le dieron la razón. Durante su campaña ha señalado delitos electorales, principalmente de los simpatizantes del PRI. Los investigadores aseguran que aunque las trampas para ganar votos en las elecciones son actividades que han identificado al PRI desde hace mucho tiempo, en los últimos años se ha vuelto una actividad recurrente entre todas las fuerzas políticas.
Aguayo ha señalado que el Instituto Federal Electoral no ha cumplido con su tarea de vigilar y castigar las actividades que puedan llevar a un fraude, cuando incluso algunos casos de compra de votos han sido ya denunciados públicamente. “El uso abundante de recursos no está siendo controlado por las autoridades electorales, los árbitros no han sido capaces de frenar esa orgía de dinero que se avienta para comprar las conciencias de los más pobres”.
La política en México es un trabajo muy codiciado y para acceder a un puesto público la única vía de acceso son los partidos políticos. Manejan importantes cantidades de dinero que el Gobierno les entrega para que hagan campaña y además garantizan sueldos muy generosos. Mientras en España, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tiene un sueldo mensual de 6.500 euros, un diputado federal mexicano obtiene hasta 15.000 euros en un mes.
El catedrático del Colegio de México asegura que las posibilidades de fraude se cultivan en medio de un ambiente político altamente corrupto pero también en una sociedad poco educada e informada sobre la política de su país.“La sociedad mexicana es bastante conservadora y el PRI es reacio al cambio, el PRI es el partido que recibe el voto de los más conservadores y más incultos políticamente”, y analiza, “la alternancia no llevó a una mejoría en la educación cívica de los mexicanos, solo el 20% de la población está organizada, el resto no participa en política”.
La izquierda en México
En el último mes, el candidato de la izquierda ha remontado su popularidad en las encuestas electorales, pero no lo suficiente para determinar que vencerá al candidato del PRI por un amplio margen. Carlos Malamud, investigador del Real Instituto Elcano para América Latina, segura que cuando la izquierda eligió a López Obrador como candidato redujo sus posibilidades de llegar a la residencia oficial de Los Pinos.
“A la izquierda mexicana le ha salido un grano demasiado grande que es Andrés Manuel López Obrador y con su sed de poder desmesurada, ha impedido que la izquierda que estaba en condiciones de una real alternativa de poder en esta elecciones haya perdido la ocasión”, señala.
La izquierda en México tiene una base sólida, asegura Malamud, que pudo hacer contrapeso al regreso del PRI en el Gobierno del país si hubiese elegido a otro candidato, como el alcalde de la Ciudad de México, Marcelo Ebrard. El PRD mantiene a la capital del país como ejemplo de sus administraciones y ha logrado una preferencia del 70% por la izquierda en esta región. El rumbo de este sector político no es muy claro, y los expertos señalan que su futuro no dependerá solo de la elección, sino de cómo reaccionen ante los resultados del domingo.

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