No iban por tantas muertes… la negligencia hizo el “trabajo”
No iban por tantas muertes… la negligencia hizo el “trabajo”
por Manuel Medina González | 26-08-2011 | Local
por Manuel Medina González | 26-08-2011 | Local
Un punto llama la atención de Braulio, un hombre de 72 años, quien estaba en las máquinas de la entrada…
“Nos dijeron que nos tiráramos al piso”…
Dice que vio a una gran cantidad de encapuchados, armados hasta los dientes.
Muchas personas en vez de tirarse al suelo corrieron hacia el fondo.
“No creo que vinieran a matarnos, porque podían matarnos allí con sus armas… tampoco nos dispararon cuando salimos corriendo hacia atrás”.
Braulio dice que cuando iba hacia la segunda planta escuchó las ráfagas y el estallido.
El problema fue que cuando llegaron hacia las salidas de emergencia, todas estaban selladas, no se podía salir.
Volvieron a subir, y un empleado sirvió de banco para que pudieran salir por una claraboya hacia una terraza.
De allí hacia la salvación solamente mediaron unos cinco minutos.
Pero mucha gente comenzó a perderse entre la humareda, no podía salir.
Unos corrieron al sótano y esa fue su perdición, se asfixiaron.
En el baño, una docena de personas se refugió, pero la puerta quedó sellada… también perecieron ahogadas por el humo denso.
La negligencia de los operadores, de la autoridad que permitió operar con las puertas de emergencia selladas.
“Podíamos salir todos, era fácil, pero las puertas estaban selladas”, dice Braulio.
La negligencia mató más que las balas o el fuego.
“Nos dijeron que nos tiráramos al piso”…
Dice que vio a una gran cantidad de encapuchados, armados hasta los dientes.
Muchas personas en vez de tirarse al suelo corrieron hacia el fondo.
“No creo que vinieran a matarnos, porque podían matarnos allí con sus armas… tampoco nos dispararon cuando salimos corriendo hacia atrás”.
Braulio dice que cuando iba hacia la segunda planta escuchó las ráfagas y el estallido.
El problema fue que cuando llegaron hacia las salidas de emergencia, todas estaban selladas, no se podía salir.
Volvieron a subir, y un empleado sirvió de banco para que pudieran salir por una claraboya hacia una terraza.
De allí hacia la salvación solamente mediaron unos cinco minutos.
Pero mucha gente comenzó a perderse entre la humareda, no podía salir.
Unos corrieron al sótano y esa fue su perdición, se asfixiaron.
En el baño, una docena de personas se refugió, pero la puerta quedó sellada… también perecieron ahogadas por el humo denso.
La negligencia de los operadores, de la autoridad que permitió operar con las puertas de emergencia selladas.
“Podíamos salir todos, era fácil, pero las puertas estaban selladas”, dice Braulio.
La negligencia mató más que las balas o el fuego.